“La Escuela de Ciudadanía de Gran Canaria es un espacio de formación, aprendizaje, encuentro y acompañamiento orientado en última instancia hacia las entidades del tercer sector, colectivos sociales y ciudadanía en general de la isla. Persigue fomentar el espíritu crítico, la cultura democrática y participativa, fortalecer el tejido asociativo y, en suma, contribuir a una ciudadanía empoderada que sea parte activa y decisiva en la toma de decisiones públicas y la mejora de la eficacia de las intervenciones públicas.”
Público Objetivo Primario
Dirigiremos las actividades de la Escuela de Ciudadanía a decisores públicos, personal técnico de entidades locales, responsables y miembros de asociaciones y colectivos sociales.
Público Objetivo Secundario
El público secundario serán las empresas, profesionales y ciudadanía en general.
El formato de las formaciones es un factor para el éxito de una escuela de ciudadanía que debe atender a públicos con perfiles y necesidades distintas. En nuestro caso, la formación está basada en el entretenimiento como eje dinamizador de las temáticas a abordar, por ejemplo, podemos convertir una sesión de baile en un espacio de reflexión sobre la migración y aportar ideas sobre cómo tratar este tema en los centros educativos. La formación más que teórico y práctica, ha pretendido ser entretenida, activa y fomentar el movimiento, deporte, colaboración y reflexión.
Para ello, por ejemplo, es necesario generar puntos de encuentro entre la cocina y la participación, derechos de la ciudadanía y el baile, participación social y la música, tejido y el asociacionismo, y así infinitamente generar espacios de correlación que permitan que la comunidad se vea en su conjunto con un organismo vivo donde todos tenemos un rol, pero compartimos el mismo objetivo.
Talleres donde los participantes puedan aprender y aplicar nuevas habilidades o conocimientos relacionados con la gestión comunitaria, el desarrollo urbano o la participación ciudadana. Utiliza dinámicas de grupo, mapas mentales y lluvias de ideas para fomentar la creatividad y la colaboración.
El ABP permite que los participantes trabajen en proyectos reales que beneficien a su comunidad. Pueden identificar un problema local y desarrollar un proyecto desde su conceptualización hasta su implementación. Esto fomenta el sentido de propiedad y responsabilidad entre los participantes.
Foros abiertos donde los ciudadanos puedan expresar sus ideas y preocupaciones. Las mesas redondas, moderadas por facilitadores, pueden ser una excelente forma de promover el diálogo y la colaboración entre diferentes actores de la comunidad.
Involucrar a los participantes en la creación de mapas de su barrio. Pueden identificar zonas problemáticas, recursos comunitarios y áreas de oportunidad. Este proceso no solo aumenta el conocimiento del área, sino que también fomenta el trabajo en equipo y la visualización de soluciones conjuntas.
Utiliza dinámicas que simulen situaciones reales que puedan enfrentar en su comunidad. Los juegos de rol permiten a los participantes experimentar diferentes perspectivas y roles, lo cual puede enriquecer la comprensión y la empatía entre los miembros de la comunidad.
Design Thinking para la resolución de problemas comunitarios. Esta metodología implica empatizar con los usuarios, definir problemas claros, idear soluciones, prototipar y probar esas soluciones. Es un enfoque muy participativo y centrado en las personas.
Hackáthones donde los participantes, en equipos, trabajen intensivamente durante un corto período para desarrollar soluciones innovadoras a problemas específicos de su barrio. Esto puede incluir desde la creación de aplicaciones móviles hasta la planificación de eventos comunitarios.
Herramientas digitales para facilitar la participación continua y la colaboración. Plataformas como Slack, Trello o incluso grupos en redes sociales pueden ser útiles para mantener la comunicación, compartir ideas y coordinar acciones.
Eventos como ferias, días de limpieza comunitaria, plantaciones de árboles o actividades deportivas que fomenten el sentido de comunidad y permitan a los ciudadanos conocerse mejor y trabajar juntos.
Evaluaciones participativas donde los propios ciudadanos evalúen el progreso de los proyectos y las iniciativas comunitarias. Esto puede incluir encuestas, grupos focales y reuniones de retroalimentación.
Para conocer ejemplos exitosos de gestión comunitaria en otros barrios o ciudades. Organizar visitas a otros barrios donde se han implementado proyectos comunitarios exitosos y escuchar a líderes comunitarios y expertos que han participado en estos proyectos.
Para conocer el funcionamiento de las instituciones locales y fomentar la participación ciudadana. Organizar una visita guiada al ayuntamiento para conocer sus funciones y áreas de trabajo. Facilitar un encuentro con representantes locales para discutir las inquietudes del barrio. Realizar un taller sobre cómo participar activamente en las decisiones locales.
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